El puente mochilero da para mucho

Jesús 

 Aunque parezca que no, tres días seguidos dan para mucho en esta tropa. Tanto que, para resumirlo en tan poco espacio y tiempo, hemos necesitado notas, borrones y bolas de papel. La historia del puente mochilero comienza con un día de Todos los Santos con luz y esplendor, con ganas de hacer kilómetros y rodear Ceuta por las carreteras vecinas. 
Apareció Fuentes, con esas exquisitas piernas de bailarina, después de acompañarnos en la ciclo de Málaga y con más ganas que nadie de volver al grupo tras el largo periodo en la tierra de los boquerones. El amigo Rafael suspira cuando oye las ruedas y cadenas del bollo cortando el aire, una querencia que echa de menos en su Málaga adoptiva. 
El incorregible Carrillo estuvo dispuesto a no dejar ni un solo respiro a los controladores del grupo, toda vez que se dedicó a atacar en todos los repechos cual caballo desbocado. Pepín, que ha estado sublime los tres días, se liberó rompiendo las cadenas como si fueran de chistorra. 

Unos al campo... y nosotros, a lo nuestro

Jesusito de mi vida tendrá que duplicar las plegarias y encomendarse a todos los Santos y Mártires para que el Bollo deje en papel mojado el expediente que va a abrirle por no guardar uniformidad. Confundirse de ropa a estas alturas acarrea una más que probable sanción disciplinaria, que tendrá que asumir con resignación.
El teniente aprovechó la oportunidad para acompañarnos de nuevo. El viernes no pudo evitar el sufrimiento, pero se repuso el sábado con brío y orgullo. Cada vez se le ve más a tono con este equipo. 
Y así transcurrieron las jornadas, con muchísimas más cuestiones y asuntos, muchas más, porque faltan las diatribas de los Herrerita, Urbano, etc... etc...
Buenos días.